El Palacio Arzobispal, es uno de los vestigios y testigos históricos más significativos de la configuración de la ciudad de Ibagué desde su periodo fundacional, así como uno de los epicentros del desarrollo arquitectónico de la misma. Fue de las primeras edificaciones en configurarse, aunque en sus primeros momentos, en concordancia con el periodo histórico y el uso, este espacio fue adecuado para la conformación de la Casa Consistorial en el siglo XVI. Más adelante, se convirtió en un espacio de diferentes usos para la Iglesia Católica en la ciudad.
Finalmente, en el año de 1930, comenzó la construcción del Palacio Arzobispal tal como lo conocemos actualmente. Se constituyó como uno de los edificios de carácter religioso más representativos del poder espiritual en la ciudad, influyendo y siendo testigo de la evolución histórica de Ibagué. Además, es un espacio y símbolo de la fe de los ibaguereños.
En el siglo XIX, el Palacio Arzobispal también tuvo una gran relevancia, siendo un espacio de provisión y resguardo para los ejércitos liberadores durante la campaña del sur. Durante varias décadas, fue sede de la Escuela Pública de Niñas. Este inmueble ha sido declarado como Área de Interés Arquitectónico e Histórico, y también como Bien de Interés Cultural de Ibagué, bajo la Ley 1185 de 2008.
Forma parte del conjunto de edificaciones de carácter religioso en la ciudad de Ibagué, situado en su centro histórico. Con un área total construida de 4.465 m² y una altura de 8.75 m, esta edificación se estructura en dos pisos. Sus plantas están diseñadas en estilo romano, y la construcción destaca por sus grandes arcos y columnas que sostienen el segundo nivel, que alberga tanto oficinas administrativas como espacios habitacionales.
El Salón del Trono, el Salón del Cardenal, la Capilla, el despacho del arzobispo, el comedor y otras oficinas. La fachada neoclásica es uno de sus elementos más llamativos, adornada con frisos, cornisas ménsulas y altorrelieves de orden clásico. El pórtico principal sobresale, proporcionando un punto de acceso majestuoso. Además, la unidad estética de las proporciones de sus diez ventanales resalta la armonía del diseño, y el trabajo de marquetería en puertas y ventanas es un elemento representativo de la calidad artesanal de la edificación. Este edificio no solo es un referente arquitectónico, sino también un emblema de la historia religiosa y cultural de la ciudad.
La edificación está hecha principalmente de mampostería de adobe, y sus escaleras, pasamanos y pisos son de madera, con una estructura de cubierta en madera dispuesta en par e hilera, recubierta con teja de barro, en concordancia con los materiales utilizados en la época. La estructura del primer y segundo piso fue fabricada en concreto armado, sin alterar la unidad proporcional y armónica del diseño original. La construcción cuenta con tres patios, uno más nuevo que los otros dos, en el segundo es donde a sus alrededores funciona la Pastoral Social y en el patio principal existe una fuente en el centro, de origen árabe,
La edificación ha mantenido su funcionalidad a lo largo de los años, lo que ha ayudado a conservar y preservar sus valores originales. Las únicas modificaciones notables han sido en la fachada, particularmente con la sustitución de adobes de barro y pañetes original por un frontispicio construido con ladrillos y mortero de cemento. La construcción está sostenida por una serie de columnas circulares de considerable altura, con capiteles circulares y basas cuadrangulares, lo que le otorga un carácter imponente y una gran estabilidad estructural. Este edificio sigue siendo un referente arquitectónico importante, no solo por su belleza y armonía, sino también por su significado cultural y religioso de gran servicio a la comunidad de la ciudad.