Esta edificio, representa el epicentro del "Poder Judicial" además de ser un hito arqueológico de la ciudad de Ibagué. Mediante el acuerdo 053 de 1998 del Honorable Concejo Municipal declaró este edifico como Área de Interés Arquitectónico e Histórico. Además, declarado como uno de los Bienes de Interés Cultural de Ibagué bajo la Ley 1185 de 2008. La configuración de esta edificación sede del poder judicial ha estado en marcado por la configuración y construcción en varias etapas las cuales constituyen de la siguiente manera: El palacio historicista Este primer edificio está relacionado con las reformas administrativas de inicios del siglo XX, con la estructuración de los poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) y con la sustitución paulatina de las estructuras coloniales que daban paso a las nuevas arquitecturas. Es así que, a partir de la segunda década de este siglo, se dio el traslado del poder judicial al nuevo edificio del Palacio de Justicia, el cual albergaría el poder judicial. “los edificios historicistas fueron el símbolo del avance o progreso de la economía nacional y de las instituciones estatales mediante las reformas constitucionales y legislativas. La vigencia de su belleza o símbolo del progreso material de la ciudad”. El palacio protomoderno En 1944 se construyó el nuevo edificio del poder judicial. Germán Tejeiro, en calidad de arquitecto diseñador del Ministerio de Obras Públicas Municipales, estuvo a cargo, diseñando un edificio con una mayor expansión para más oficinas, teniendo en cuenta las necesidades que la entidad requería para la época. Este diseño respondía a las nuevas funciones y adecuaciones necesarias para un mejor funcionamiento y disposición de sus características administrativas y judiciales. Aunque en la ciudad aún se denotaban bastantes viviendas y edificios coloniales, este tipo de edificaciones comenzaron a configurar, además, una nueva reorganización del espacio urbano, adhiriendo nuevas nociones para la organización de los espacios y la habitabilidad alrededor de estos edificios. La nueva calidad de estos servicios en el entorno también se ajustaba a la realidad de los mismos. Con esto, se enfatiza que la llegada de estas transformaciones produjo cambios en las viviendas aledañas, así como en los tipos de comercios y la necesidad de la erección de edificios que pudieran compararse o integrarse a estas nuevas tipologías arquitectónicas. El edificio funcionalista Este edificio comenzó a construirse en 1969 por el arquitecto ibaguereño Salomón Fonseca, funcionario del Ministerio de Justicia. El ingeniero Jaime Corredor se encargó de su construcción, aunque tuvo una interrupción de cinco años, y no fue sino hasta 1974 cuando esta obra se vio culminada, como lo sugiere la historiografía. Este nuevo edificio adecuó cambios en la morfología urbana y en la relación con el paisaje, ajustando nuevas tipologías arquitectónicas, así como un nuevo uso como edificio de los juzgados. Esta nueva fase configuró un determinismo renovado para esta edificación. La relación final de la edificación incluye adecuaciones al valor estético del edificio, integrando dos tipologías arquitectónicas que logran acoplarse de manera que ambas coexistan y no se interpongan entre sí, más allá de su relación funcional.
El edificio del Palacio de Justicia, ubicado sobre la carrera 2ª de Ibagué, es uno de los hitos arquitectónicos más importantes del siglo XX en la ciudad. Su parte antigua se distingue por su diseño alrededor de un patio central, en torno al cual se desarrollan sus espacios. La edificación está compuesta por dos plantas destinadas a oficinas administrativas, con una estructura robusta que incluye muros de ladrillo, cubierta en placa plana de ferro concreto, pisos de baldosín de cemento, y escaleras y barandas de granito pulido.
Su tipología arquitectónica combina elementos modernos con detalles ornamentales del estilo Art Decó, lo que le confiere una estética sobria y elegante. Destaca su fachada en piedra muñeca o bogotana, que le da un carácter distintivo. La entrada principal está marcada por un gran frontón que conduce a un hall de grandes proporciones, donde se puede apreciar una impresionante escalera en forma de "Y" que conecta con el segundo nivel y las oficinas del primer piso. Su principal característica estética es su sencillez y austeridad, sin adornos excesivos, lo que resalta su elegancia. El patio central, por su parte, contribuye a la iluminación y ventilación de la edificación, creando un ambiente interior armonioso. En 1980, se le añadió una torre de 11 pisos, que alberga los despachos judiciales y el Tribunal del Tolima, complementando la estructura original sin alterar su esencia histórica.
En su sótano, aún se conservan vestigios de su antiguo uso como cárcel, incluyendo un sistema de escaleras que conduce a un túnel central, del cual se desprenden, en cada margen, pequeñas celdas o carceletas. Este edificio no solo es un referente arquitectónico, sino también un testigo silencioso de la historia judicial y social de Ibagué.